Unwanted Guests: The Rise of Boa Constrictors in Cozumel
Cozumel, Q.Roo – What started as a film production decision over 50 years ago has turned into one of Cozumel’s most persistent environmental challenges. Boa constrictors, which are not native to the island, were introduced in 1971 during the filming of the Spanish movie El Jardín de Tía Isabel. After production wrapped, several snakes were released into the wild — unknowingly setting off a long-term ecological issue.
Since then, boa constrictors have established themselves across Cozumel, adapting to all vegetation types and thriving in the island’s natural environment. Although rarely seen in urban areas, they are widespread in forests, mangroves, and other undeveloped regions.
Widespread and Growing
While there is no exact count of how many boa constrictors live on the island, ecologists report an encounter rate of 1.8 boas per 100 kilometers of forest surveyed — a sign that the population is both significant and stable.
“These snakes have no major predators here,” said German Yáñez Mendoza, Cozumel’s Director of Ecology. “And because they are not native, they pose a real danger to the local ecosystem.”
Boa constrictors prey on small mammals, birds, and reptiles, putting native and even endemic species — like the Cozumel dwarf raccoon and coati — at risk of population decline.
A Giant Discovery
The most dramatic reminder of this ongoing issue came recently when the largest boa ever recorded on the island was found at the Cozumel Municipal Vehicle Impound lot. Weighing 22 kilograms (48.5 lbs) and measuring 3.2 meters (10.4 feet), the massive snake was captured in a coordinated effort by the Cozumel Department of Ecology and local firefighters.
After being reported to PROFEPA (Mexico’s Federal Environmental Protection agency), the snake was safely relocated off the island to Playa del Carmen — a standard practice aimed at reducing the boa population and protecting native wildlife.
What Happens Next?
Officials say they do not release captured boas back into the wild due to their ecological threat. Instead, efforts continue to remove them from the island when possible, though the task is challenging due to the snakes’ wide distribution and secretive nature.
Despite their size and strength, boa constrictors are non-venomous and rarely pose a threat to humans. Still, their impact on Cozumel’s environment continues to be a serious conservation concern.
“This is a clear example of how a single human decision can ripple through an ecosystem for decades,” said Yáñez. “We’re now working to manage a problem that should never have started.”

Huéspedes no deseados: El aumento de boas constrictoras en Cozumel
Cozumel, Q. Roo — Lo que comenzó como una decisión de producción cinematográfica hace más de 50 años se ha convertido en uno de los desafíos ambientales más persistentes de Cozumel. Las boas constrictoras, que no son nativas de la isla, fueron introducidas en 1971 durante el rodaje de la película española El Jardín de Tía Isabel. Al finalizar el filme, varias serpientes fueron liberadas accidentalmente en la naturaleza… iniciando un problema ecológico a largo plazo.
Desde entonces, las boas se han establecido en toda la isla, adaptándose a todos los tipos de vegetación y prosperando en el entorno natural de Cozumel. Aunque rara vez son vistas en zonas urbanas, están ampliamente distribuidas en selvas, manglares y otras áreas no desarrolladas.
Una población extendida y en crecimiento
Aún no existe un conteo exacto de cuántas boas habitan en Cozumel, pero ecólogos reportan una tasa de encuentro de 1.8 boas por cada 100 kilómetros de selva monitoreada — una señal de que la población es significativa y estable.
“Estas serpientes no tienen depredadores importantes aquí,” dijo Germán Yáñez Mendoza, director de Ecología de Cozumel. “Y al no ser nativas, representan una amenaza real para el ecosistema local.”
Las boas se alimentan de pequeños mamíferos, aves y reptiles, lo que pone en riesgo a especies nativas e incluso endémicas, como el mapache pigmeo de Cozumel y el coatí de Cozumel, que ya enfrentan amenazas de conservación.
Un hallazgo gigante
El recordatorio más impactante de este problema se dio recientemente, cuando la boa más grande registrada en la isla fue localizada en el corralón municipal de vehículos de Cozumel. Con un peso de 22 kilogramos y una longitud de 3.2 metros, la enorme serpiente fue capturada en una operación coordinada entre la Dirección de Ecología y el cuerpo de bomberos.
Tras ser reportada a PROFEPA, la autoridad federal de protección ambiental en México, la boa fue trasladada fuera de la isla hacia Playa del Carmen, una práctica común cuyo objetivo es reducir la población de boas y proteger a la fauna nativa.
¿Qué sigue?
Las autoridades aseguran que no se liberan boas nuevamente en Cozumel debido al daño que ocasionan al equilibrio ecológico. Sin embargo, su captura sigue siendo complicada debido a su amplia distribución y hábitos sigilosos.
A pesar de su tamaño y fuerza, las boas constrictoras no son venenosas y rara vez representan una amenaza para los humanos. Aun así, su impacto en el ambiente continúa siendo un motivo de preocupación para la conservación en la isla.
“Este es un claro ejemplo de cómo una sola decisión humana puede repercutir en un ecosistema durante décadas,” señaló Yáñez. “Hoy estamos trabajando para controlar un problema que nunca debió comenzar.”
- Birdwatching Cozumel - October 31, 2025
- Cozumel Flamboyana Trees - October 31, 2025
- Cozumel Reef Schedule - October 31, 2025















Leave a comment